Notas
En plena Guerra del Chaco el Brasil reclama los Saltos del Guairá presentando un famoso mapa
PILAR de observación frente al Salto de la Quinta Caída (en 1934). Junto al pilar se ve a los integrantes de las comisiones brasileña y paraguaya, con el sextante utilizado para observar la latitud local. El Capitán Elías Ayala es el quinto desde la izquierda. / ABC COLORRENOVACIÓN DE UN HITO INEXISTENTE
En plena Guerra del Chaco el Brasil reclama los Saltos del Guairá presentando un famoso mapa
Al reanudarse los SERVICIOS de la Comisión Mixta en julio de 1934 apareció la madre del borrego. La delegación brasileña sostuvo que había que colocar un hito en la margen derecha del río Paraná, frente a la Quinta Caída de los Saltos del Guairá o Gran Salto de las Siete Caídas. El Capitán Ayala se negó a aceptar el arbitrio, ya que la tarea que se estaba efectuando era una renovación de los hitos de la demarcación de 1872 -1874 y no constaba en las actas que frente al Salto entonces se hubiera levantado alguno. Contrariamente, se dejó expresa constancia de que no se colocaba mojón en ese punto por ser el Salto de las Siete Caídas baliza natural e inmutable (Acta de la II Conferencia). Los brasileños arguyeron, en primer lugar, que en ese lugar y frente mismo a la Quinta Caída se había levantado un pilar de mampostería que equivalía a un hito o marco.
Ese pilar existió efectivamente y los brasileños se habían apresurado a reconstruirlo antes de la llegada de la Comisión Mixta. Pero no era sino un pilar de observación astronómica, que ninguna relación tenía con la línea demarcada. He aquí lo que al respecto dice el autorizado trabajo del Capitán Blanco Sánchez: Se eligió un sitio frente al 5º Salto, para construir un pilar de mampostería, como podría haber sido otro cualquiera, porque les resultaba más cómodo; seguramente el terreno era allí más firme y limpio (NO SE olvide que esa orilla en partes es fangosa, abrupta y boscosa). Ese pilar de mampostería, que en su memoria, el Capitán de Fragata D. Domingo Antonio Ortiz llama observatorio astronómico, se construye siempre que deba hacerse una importante determinación geográfica, como sin duda era esa. El pilar es necesario como base del instrumento (teodolito o anteojo de paso), ya que el trípode que se usa con esos instrumentos, para su puesta en estación, es inestable y produce muchas variaciones en su nivelación.
No había, pues, motivo alguno para ACEPTAR como mojón o hito demarcatorio lo que había tenido una función muy distinta. Además, su aprobación por el Paraguay equivaldría a dejar fuera de la demarcación TODOS LOS saltos situados encima de la Quinta Caída, lo cual era contrario a la letra del Tratado de 1872. El capitán Elías Ayala no cedió.
APARECE EL FAMOSO MAPA
Desahuciada la pretensión de transmutar el observatorio astronómico de 1874 en mojón, el BRASIL apeló entonces a su supremo recurso. Ante LOS OJOS atónitos de los delegados paraguayos los brasileños desplegaron la copia fotográfica de un mapa que dijeron ser la planta del Mbaracayú levantada por los demarcadores en 1874 y que fuera aprobada por Acta Nº 16, del 19 de octubre de ESE AÑO. En esa carta estaban efectivamente las firmas de todos los demarcadores, incluso la del Capitán Ortiz, y en ella una línea con tinta encarnada después de seguir el ramal sur del Mbaracayú, hace un codo en el río Paraná dejando íntegramente todos los Saltos del lado brasileño, para luego bajar POR EL RÍO hasta la barra del Yguazú. La intención de la delegación brasileña era visible. Aceptado el mapa y efectuada la demarcación conforme a su trazado, quedaba resuelta la cuestión de los Saltos que pasaban en su totalidad a integrar el territorio brasileño.
Fuertemente presionaron los brasileños sobre el Capitán Ayala para que prestara su aceptación y así se hiciera constar en acta. El viejo marino se sintió anonadado. Muchos años director de la Comisión de Límites del Ministerio de RELACIONES EXTERIORES no recordaba haber visto el tal mapa con tal línea, que ahora se le presentaba con la fuerza de una evidencia aparentemente incontrastable. El ingeniero Agustín Muñoz, el delegado sustituto, intervino para que se pidiera urgentemente a Asunción la búsqueda del duplicado y que se pospusiera la discusión hasta que él fuera hallado. Los brasileños alegaron que el duplicado, según sus informes, se había extraviado e insistieron en la inmediata consideración del mapa presentado. Para eludir el acoso brasileño el Capitán Ayala fingió un extravío en los montes. Estuvo perdido, con gran alarma de todos, mientras duró la búsqueda del mapa.
UNA ANSIOSA BÚSQUEDA
Ansiosamente se buscó en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores el duplicado que en su momento fuera entregado a la Cancillería por el Capitán Ortiz, según carta del 3 de noviembre de 1874. El mapa no estaba donde debía ser guardado, en la Mapoteca de la Sección Límites. Ni rastros de él. Hubo una verdadera rastrillada en cuantos lugares podían guardar el valioso documento y hasta en bibliotecas particulares de distinguidos hombres públicos que en el pasado habían participado en la dirección o gestión de las relaciones exteriores. No estaba en ninguno de esos SITIOS. Hasta que, por fin, fue descubierto en el más inesperado de los parajes. Se sacó copia autenticada de la planta que fue enviada a la delegación paraguaya.
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