¿Sobrevivirá la Organización Mundial de Comercio a la guerra comercial?

En su génesis, hace 23 años, la Organización Mundial del Comercio (OMC) fue concebida como un organismo multilateral para reducir o eliminar los aranceles que frenaban las negocios. En su afán por globalizar el libre comercio, su principal impulsor fue Estados Unidos, el mismo que ahora la coloca como enemigo.

Previo al nacimiento de la OMC existían las llamadas rondas de negociaciones en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, conocido como GATT, por su sigla en inglés.

Director de la OMC advierte del riesgo de escalada de la tensión en el comercio global
«Las primeras rondas del GATT estuvieron centradas en un aspecto fundamental de las relaciones comerciales: los aranceles y las reducciones arancelarias», recordó a Sputnik Eduardo Camín, Redactor Jefe Internacional del Hebdolatino en Ginebra.
«Para algunos dirigentes mundiales el libre comercio ha sido uno de los principales motores de lo que consideran la prosperidad económica, y en las últimas décadas lo ha hecho bajo reglas multilaterales claras y más o menos eficaces de la OMC. Por tanto para muchos ha jugado un papel clave para el comercio mundial», señaló.

Sin embargo, en el actual contexto mundial de guerra comercial e imposición de aranceles de manera unilateral, sus debilidades están más expuestas que nunca.

«Yo creo que la entrada en vigor de estos aranceles marca el fracaso de meses de negociaciones entre las principales economías del mundo, y es el comienzo de una guerra con consecuencia incalculables».

Entre junio y septiembre, tanto China, como Europa y Estados Unidos han recurrido a la OMC para denunciarse mutuamente por llevar adelante prácticas comerciales por fuera de las normas establecidas.

Sin embargo, Camín explicó que además de los largos tiempos que la institución se toma para pronunciarse en cada caso, su Órgano de Solución de Diferencias no cuenta con sus siete miembros titulares «ya que Estados Unidos frena el llenado de esas vacantes».
Atada de pies y manos, la OMC está llamada a ser prácticamente un espectador pasivo. Para Camín, «estamos sumergidos en un oasis cuyo espejismo es el capitalismo depredador, inmerso en una profunda crisis».

Según el experto, «los comportamientos de los negocios comerciales que dominan el mercado mundial son monopólicos» y ya no dependen de las buenas o malas relaciones internacionales entre los países, ni siquiera de sus propios intereses nacionales.

«La mayor parte del comercio actual se realiza al interior de las corporaciones de las empresas multinacionales, transnacionales o globales. Por eso el libre comercio es una especie de mito, una falacia. En realidad lo que predomina es un desigual comercio, o dicho de otra manera: el libre comercio consolida el comercio desigual».

Camín concluye que «los estados nacionales más poderosos asumen la tarea de organizar y administrar el comercio mundial no en la perspectiva real de un libre mercado sino para garantizar la hegemonía de sus empresas por sobre los mercados nacionales».